Es la práctica y manejo visible de los recursos del Estado por las servidoras y servidores públicos, así como personas naturales y jurídicas, nacionales o extranjeras, que presten servicios o comprometan recursos del Estado.

La persona honesta vive lo que predica y expresa sus pensamiento sin faltar el respeto a nadie, dice oportunamente la verdad, es justa al asignar a cada cual lo que corresponde. Del honesto se puede decir: “He aquí un hombre en quien no hay doblez”. Cita bíblica.

Implica el aprecio por la dignidad humana y el acatamiento a la norma. Comprender que la cortesía, el buen trato, los buenos modales, la amabilidad, la gratitud, la tolerancia y la puntualidad, son formas de mostrar respeto por los demás. Expresar las ideas propias y respetar la de los demás.

Con su familia, con sus compañeros, superiores y sociedad. Respetar la palabra entregada, mostrar sentido de pertenencia desde su pensar y actuar, entregando lo mejor de sí en el escenario donde cumpla una misión.

Ver en el esfuerzo, la disciplina, la dedicación, la perseverancia, la paciencia y el tiempo, son las mejores herramientas para alcanzar cualquier objetivo con total autodominio

Implica autenticidad. Quiere decir que cada funcionario se manifieste en la verdad, a partir de la conciencia de sus valores, conocimientos, características, principios y posibilidades.

Para dar vida a la responsabilidad es preciso responder con interés, esfuerzo y constancia a las exigencias que implica el cumplimiento del deber. La responsabilidad precisa de la disciplina y la exactitud; de la toma de conciencia de valores como el trabajo, la creatividad, la capacidad de razonar, la rectitud y la fortaleza de carácter.